Los espacios escolares sean éstos en el interior o en el exterior pueden ser fácilmente reconvertidos en lugares de reencuetro entre el niño y la naturaleza, no solo con fines estéticos y decorativos, sino persiguiendo en estas actuaciones “portales” de conexión con las estructuras más profundas del sistema natural. El respeto de los tiempos, la importancia de las diversidades, de l’uno y del todo, abriendo paso no sólo a una conciencia ecológica sino más bien a una ecologia de la mente (como bien observaba Gregory Bateson). Reconvirtiendo los lugares con estos fines podemos llegar a tener rincones aromáticos, de colores, de goce… donde el niño pueda moverse libremente en contextos llenos de significado. A través de la participación se actúa indirectamente pero de forma eficaz en los mecanismos de colaboración, autoestima y gestión de conflictos. La creación de estos rincones y su mantenimiento seran la condición para el fluir de estos procesos. Las mismas actividades rutinarias del sistema escolar se verán afectadas positivamente por las transformaciones de los ambientes, en todos los momentos del día habrá un mensaje claro y acojedor que acompaña a los peques, serà un comunicador silencioso y eficaz, un recordatorio. No tenemos que olvidar la importancia que tienen los signos en el contexto educativo, la simple disposición de las aulas, del mobiliario, de los objetos, ellos también son parte integrante del mensaje, de los valores que queremos pasar a nuestros alumnos, a la generacion del presente-futuro.
Los rincones verdes podrán ser huertos, jardines de flores, aromáticos o rincones de objetos naturales , o tambien una mezcla de todas estas posibilidades. Es importante que sean acesibles, vividos, transformados por los mismos peques, sin miedo de arruinar el jardín escolar, para eso ya hay los “parques convencionales”, el respeto solo puede ser trasmitido a través del conocimiento. Como ya sabemos, para un niño conocer es vivir, tocar, relacionarse de forma plena con el objeto a conocer. El adulto puede acompañar este proceso y la mayoría de las veces es la observación la forma más útil de hacerlo. Ésto permite conocer y conocerse, y al adulto, esta práctica, que no ha de ser pasiva como alguien podría pensar, le permite descubrir las necesidades, las características emotivas, cognitivas…y poder entender de qué forma aquel niño puede ser acompañado. Dirigirse hacia una educación respetuosa de los procesos de transformación y evolución de cada individuo no es sólo un reto sino es algo alcanzable en pequeños actos cotidianos.
La reflexión sobre los contextos , sean escolares o públicos, y la re-creacion consciente de éstos son unas herramientas eficaces para conseguir cambios.
Carme Cols
juny 15, 2016 -
Una abraçada!